He sido contagiado por Juanma para realizar este ejercicio de introspección personal y listar cinco de mis manías. Se supone que debería elegir a otros cinco blogeros para continuar así la infección, pero me voy a portar bien -además que casi todo el mundo lo ha hecho ya-. Vamos a ello:
1−Cuando no puedo dormir me relajo con grabaciones de lluvias y tormentas, no importa su intensidad. Casi siempre cumplen su cometido y acabo dormido. Durante un tiempo hice probaturas con otras grabaciones de sonidos naturales, más que nada por variar. Los sonidos selváticos no terminan de funcionar, escuchar como las más diversas criaturas corretean y graznan a tu alrededor no es lo que se dice muy tranquilizador. Los marinos sí, pero hay que ir con cuidado. Es muy relajante quedarte dormido al arrullo de las olas, sí, pero cuando de pronto comienzan a graznar las gaviotas o, lo que es peor, suena la bocina de un barco que parece encallado en tu mesilla, los ojos se desorbitan y el corazón se dispara.
2−Vértigo y pánico a volar. La mera idea de montar en avión me produce escalofríos. Es curioso, pero hace años no tenía ese problema. La edad debe haberme vuelto sensible a la altura. Algún día me enfrentaré a esta manía, supongo… O quizá espere a que inventen el teletransporte…
3–Absoluta y marcada dispersión. Soy multitarea pero en el mal sentido, puedo estar metido en mil follones a un mismo tiempo y eso, al menos antes, se notaba: las cosas no avanzaban como debían. Con el paso del tiempo he mitigado el efecto de dispersión: procuro meterme en menos berenjaneles, focalizo los proyectos importantes y relego a un plano secundario el resto −por eso sólo escribo entradas por aquí de manera ocasional−.
4−Tengo libros que sólo leo en momentos muy determinados. Por poner un ejemplo, hay libros que sólo leo cuando hay tormenta −tormentas reales, no de las que tengo grabadas, eso sería hacer trampa− Ahora mismo es “Felices pesadillas”, la antología de relatos de terror de Valdemar. En más de un año sólo he avanzado 287 páginas, así que dado su grosor creo que tendré libro de las tormentas durante mucho tiempo −el siguiente en la pila tormentosa es “Malos Sueños” la segunda antología de Valdemar−
5−Soy supersticioso, y aunque no llego a extremos exagerados sí tengo una curiosa costumbre: toco madera de cuando en cuando, aunque nada me haya dado motivo para hacerlo. Si voy por la calle es normal que me desvíe como el que no quiere la cosa y le de un par de palmadas a un árbol. Tap tap y adelante. Toco madera de serie, por expresarlo de algún modo.
Y tengo muchas más, pero me las callo.
1 Comments:
Joer, qué aburrido soy. Yo no tengo manía ni comparables a las que describisteis. Como mucho cuando los alumnos me ponen de los tiros, llego a casa me pongo un shooter (tanto me sirven el Half Life 2 como el Max Payne o el Halo) en la XBOX y libero adrenalina.
Soy carne gris.
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